Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Herramientas Personales

La Presidencia

Pregón del Día de La Rioja 2016

Pregón del Día de La Rioja.

Santa Coloma, 8 de junio de 2016

Excelentísimo Sr. Presidente de la Comunidad Autónoma de La Rioja, Alcaldesa de Santa Coloma, Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, señoras y señores:


Es un honor para mí pronunciar, por primera vez, como presidenta del Parlamento, el Pregón del Día de La Rioja. Una cita tradicional en la víspera del día de nuestra comunidad, que sirve para dar realce y significado a la primera reivindicación de los riojanos para configurarse como provincia propia, sin depender de las de Soria y Burgos, y que constituye el embrión de nuestra conciencia autonómica, dentro de una correcta ordenación territorial de la nación española.

Lo que hoy es una realidad incontestable (el reconocimiento del derecho a la autonomía como expresión de su identidad histórica) hunde sus raíces en una reunión de municipios riojanos que tuvo lugar aquí en 1812: la Convención de Santa Coloma, considerada símbolo de identidad colectiva.

Antes de continuar, quiero hacer patente mi reconocimiento y gratitud a quien me antecedió en esta responsabilidad, José Ignacio Ceniceros, por impulsar la investigación, el conocimiento y la divulgación del primer hito en la reivindicación de nuestra identidad. Como él dijo, “los riojanos de hoy somos herederos de lo que hicieron nuestros antepasados y, muy especialmente, de su ahínco por defender que constituíamos una región diferenciada y con unos intereses comunes”.

Por ello, el Parlamento, como depositario de la soberanía popular, rememora hoy con orgullo la labor de los representantes de 59 municipios que se reunieron aquí para reclamar que nuestra provincia fuera “reputada por tal, según la demarcación antigua, y (…) se gobierne por sí” misma.

Es hora de mirar atrás para evocar hechos tan significativos como éste para nuestra historia. Es hora de ponderar los grandes consensos que dieron lugar al proceso reivindicativo que desembocó en la creación de La Rioja como provincia independiente en el año 1833, bajo la denominación de provincia de Logroño, y, más recientemente, en la constitución de la misma como comunidad autónoma, con arreglo al título VIII de la Constitución Española de 1978.

Grandes consensos, conseguidos, a lo largo de nuestra historia, con sacrificios y renuncias, como todo lo que merece la pena. Grandes consensos, como la Carta Magna o nuestro Estatuto de Autonomía, que nos han ayudado a avanzar juntos hacia nuestras metas.

La Convención de Santa Coloma supuso el despertar de la conciencia autonómica riojana; el primer eslabón de un largo proceso que culminó felizmente el 9 de junio de 1982, fecha en que se sancionó nuestro Estatuto de Autonomía: la norma máxima de nuestra convivencia.

La Convención de Santa Coloma marcó un hito significativo en el proceso de construcción de nuestra identidad. En palabras de la historiadora Rebeca Viguera, fue “la primera solicitud patriótica explícita que La Rioja logró presentar a las Cortes Generales y Extraordinarias, reunidas en Cádiz a lo largo del año 1813”, pidiendo su autonomía. Una gesta que, sin duda, “contribuyó a que la región alcanzase finalmente su emancipación”, al amparo de la Constitución y en el marco del Estado Autonómico.

Por ello, al reunirnos hoy aquí para reconocer nuestras raíces y rendir homenaje a los 73 comisionados que, hace más de 200 años, defendieron el orgullo de pertenencia a una provincia diferenciada e impulsaron un proyecto común, tenemos que sentirnos muy satisfechos.

La aventura que hace 34 años comenzamos juntos ha dado sus frutos. La Rioja es hoy una comunidad que goza de la máxima autonomía para la gestión de sus respectivos intereses y cuyos habitantes tienen los mismos derechos y obligaciones que los de cualquier parte del territorio del Estado. Una comunidad moderna y dinámica, abierta al mundo y con un futuro prometedor, que se ha situado de nuevo en la senda del crecimiento económico y el empleo.

Nuestro Estatuto de Autonomía ha impulsado el proceso de transformación política, económica y social de La Rioja. Nuestro Estatuto, como norma institucional básica, ha sido el mejor marco para la convivencia, el bienestar, el progreso y la solidaridad entre los riojanos.

Como dijo un filósofo danés, “la vida sólo se puede entender mirando hacia atrás, pero sólo se puede vivir mirando hacia adelante”. De algún modo, podemos decir que nuestro Estatuto de Autonomía es la culminación de un largo periodo que se inició con la Convención de Santa Coloma. Pero, nuestro Estatuto no es un punto de llegada o un fin en sí mismo. Nuestro Estatuto es el punto de partida de un camino que debemos seguir recorriendo todos juntos.

La ponencia para el estudio de la reforma de nuestro Estatuto de Autonomía tiene por delante el desafío de profundizar en el proyecto de Comunidad y adaptar nuestra norma de convivencia a las nuevas realidades de la sociedad.

Del mismo modo que los firmantes del Acta de la Convención de Santa Coloma supieron adelantarse a los tiempos al reclamar la unidad territorial riojana, con independencia de Soria y Burgos, nuestra misión debe ser conseguir un Estatuto para el siglo XXI en el que todos tengan cabida. Aprovechando nuestras potencialidades y permitiéndonos afrontar con garantías los nuevos retos. Perfeccionando los instrumentos de autogobierno y garantizando los derechos sociales de los riojanos.

Una apasionante tarea, en la que, no se trata tanto de reformar sino de reforzar nuestro Estatuto para mejorar el funcionamiento institucional, la participación ciudadana y profundizar en la autonomía política de La Rioja, dentro del marco constitucional.

El Parlamento es el representante de la soberanía popular y expresión del pluralismo político. El Parlamento debe ser el reflejo de la sociedad riojana. En mi intervención en la sesión constitutiva de la IX Legislatura el 18 de junio de 2015, recordé a quienes entonces adquirieron la condición de diputados su obligación “de atender las necesidades de los riojanos y dar una respuesta a sus preocupaciones, con el objetivo principal de contribuir al progreso de la región y al bienestar de todos los riojanos”.

Desde la apertura de la I Legislatura, allá por 1983, el Parlamento viene cumpliendo de manera eficaz sus funciones, adaptándose a lo que nos demandan los ciudadanos en cada momento, primando la transparencia y con el objetivo de acercar el trabajo de los 33 diputados al pueblo riojano. Nuestro sistema parlamentario ha adquirido tal madurez, que, quizás, ha llegado el momento de iniciar una profunda reflexión sobre el sentido de nuestras propuestas, para recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones.

Debemos estar más próximos a las necesidades reales de los riojanos y dedicar lo mejor de nosotros mismos a solucionar los problemas que de verdad sufren estos, dejando al margen nuestros intereses políticos: legítimos, pero de corto alcance y dudosa efectividad. Si somos capaces de actuar así, los riojanos se sentirán orgullosos de nuestra acción, al igual que nosotros lo estamos de la de nuestros antepasados, que reivindicaron la identidad riojana frente a los territorios de alrededor y la creación de la provincia de La Rioja.

Los representantes de nuestros municipios aquí reunidos supieron interpretar con acierto el sentir común de los riojanos del siglo XIX, en un contexto marcado por la Constitución de Cádiz, basada en la soberanía nacional y la igualdad de todos ante la ley.

No cabe duda de que el municipalismo ha desempeñado un papel esencial en nuestra historia. Los ayuntamientos han sido siempre el termómetro de nuestra sociedad, y, hoy más que nunca, deben seguir teniendo un protagonismo estratégico en la vertebración y cohesión de nuestra región. Desde el recuerdo compartido, quiero decir que no sobra ningún municipio en La Rioja, pues la Convención de Santa Coloma nos enseña que no es cuestión de tamaño, sino de identidad.

La identidad riojana ha ido creciendo, en la misma proporción que el sentimiento de pertenencia a cada uno de los pueblos de La Rioja, como lo empieza a hacer el sentimiento de ciudadanía europea, basándonos en el concepto de identidad común.

Uno de los grandes retos que tenemos como Comunidad es el envejecimiento de nuestra población rural. Somos conscientes de que los cambios demográficos traspasan los límites de nuestras fronteras, pero desde el Parlamento debemos promover acciones que contribuyan a arraigar la población en el mundo rural y evitar el grave problema de la despoblación en estas zonas. Tenemos que apostar por el desarrollo de entornos sostenibles y de políticas de desarrollo rural que garanticen el futuro de nuestros pueblos.

La sociedad riojana es plural, y lo es, en consecuencia, su representación política. Cada grupo trabaja para construir el mejor futuro para La Rioja, desde el diálogo, la participación y el respeto mutuo como esencia de una democracia madura y consolidada. Debemos procurar un debate con mayor transparencia y dinamismo, en el que todos los ciudadanos se sientan partícipes de nuestro proyecto común. Es necesario fortalecer el Parlamento como corazón de la vida política riojana.

Una vida política que es muy diferente de la que vivían hace más de 200 años. Pero en el Acta de la Convención de Santa Coloma ya se ponía de relieve que “los riojanos componen una parte de la nación, tan interesante proporcionalmente como cualquier otra provincia”. Por ello, en un momento de tensión territorial, en el que se quieren violentar los fundamentos del Estado de Derecho, debemos exaltar los valores constitucionales que nos hacen a todos los ciudadanos libres e iguales en derechos y obligaciones.

Formamos parte de una gran nación, que se asienta sobre el principio de la unidad, en torno a nuestra pluralidad y la solidaridad entre españoles, con un marco común de convivencia, en el que la condena expresa del terrorismo es un principio ético irrenunciable.

No puedo por menos que valorar y elogiar el acuerdo del Consejo de Gobierno de conceder este año la Medalla de La Rioja a la Unidad de Acción Rural (UAR) de la Guardia Civil y la distinción de Riojano Ilustre al catedrático Fernando Reinares, así como felicitar y ensalzar a los galardonados. No es momento de repasar los muchos méritos que jalonan sus trayectorias, pero sí de reconocer y agradecer su valiosa aportación a la lucha contra el terrorismo y la defensa de las libertades democráticas en sus respectivas áreas.

Por desgracia, España ha sufrido durante muchos años el inmenso dolor que causa el fanatismo terrorista. El pueblo de La Rioja ha estado siempre en primera línea en el respeto a la libertad, los derechos humanos y el Estado de Derecho; el apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, jueces y fiscales; y el reconocimiento a las víctimas y a sus familiares, a quienes llevaremos siempre en el corazón, haciendo nuestras sus reivindicaciones de memoria, dignidad, justicia y verdad.

Como dijo Jean Monnet, considerado padre de Europa, “nada es posible sin personas, pero nada es duradero sin instituciones”. Un año más, el Parlamento rememora el primer hito en la construcción de nuestra identidad y aboga por seguir trabajando para devolver a los riojanos la confianza en sus instituciones y mejorar la calidad de nuestra democracia. Estamos en el camino adecuado. Debemos perseverar en la búsqueda de acuerdos para diseñar, de forma eficaz, políticas que respondan al interés general.

La Convención de Santa Coloma nos recuerda que La Rioja ha conseguido sus mayores éxitos cuando se ha contado con todos. Al amparo del Estado de las Autonomías, hemos logrado vertebrar un proyecto compartido, en torno a una comunidad unida y cohesionada.

La Rioja es hoy lo que los firmantes del Acta de la Convención de Santa Coloma soñaron allá por 1812, pues, desde un principio, creyeron en nuestra tierra y dedicaron todos sus esfuerzos a hacerlo realidad, en un marco de igualdad entre todos los españoles en derechos, deberes y oportunidades. Estoy segura que La Rioja será en el futuro lo que los riojanos queramos que sea, si somos capaces entre todos de generar un debate político constructivo y de mirar juntos en la misma dirección.

Ana Lourdes González
Presidenta del Parlamento de La Rioja